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En 1993 Orreaga abrió La CreperÃa en el centro de Pamplona. La habÃan animado sus primas, que son francesas, porque en Pamplona no habÃa creperÃas. Aprendió a cocinarlas aunque, como ella dice, al principio no le salÃan muy bien.
Poco a poco fue ganándose a la gente. Fue lento, apenas nadie conocÃa el producto, asà que se armó de paciencia y fue ganando clientes que volvÃan y traÃan gente nueva. El boca a boca hizo el resto y aún hoy, después de veinte años, siguen llegando personas a las que alguien ha animado a venir.
Con el paso de los años ella ha desarrollado su propio estilo y, como suele decir: "Yo hago mi propia interpretación de la crepe". ¡Y está claro que gusta!
Nuestra historia
Foto de archivo
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