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Viajando hacia el norte, dejando atrás Francia, el país que creó la crepe, nos encontramos con que en los países centroeuropeos se preparan variedades muy apetitosas de este postre.

 

En Polonia, por ejemplo, cocinan algo parecido a la crepe que se llama "nalesniki". Suelen ir enrollados y los puedes rellenar con lo que quieras, aunque una de las recetas más típicas polacas es aquella que lleva requesón y pasas. Difieren de los crepes franceses en que se suelen freir tras la elaboración, justo antes de ser servidos.

 

"Palatschinken" es el nombre que le dan a la crepe en el resto de países de Centroeuropa. Son típicos en Alemania, Austria, Hungría, Eslovaquia, Rumanía..., con un nombre que varía en cada país. La preparación de la base es prácticamente igual que la de la crepe, la diferencia está en que se rellenan con muchos tipos de comida diferente, así que no son solo un entremés, sino una buena opción para comer o cenar. La receta tradicional es la rellena de mermelada de albaricoque y espolvoreada con azucar glas.

 

Por último, si nos vamos a Rusia, nos encontramos con los "blini", un postre de origen eslavo parecido a la crepe, pero habitualmente más esponjoso porque lleva levadura. La receta se completa con los ingredientes propios de cada región, pero los "blini" propiamente rusos suelen servirse de base para diferentes tipos de pescado ahumado o huevos de pescado y acompañados de crema agria.

 

Las crepes centroeuropeas

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