La masa ya estaba creada y la variedad de ingredientes dependÃa del chef. AsÃ, la innovación en el relleno era lo que diferenciaba unas de otras, de ahà que naciera la crepe Suzette, una crepe rellena de mantequilla, zumo de naranja y azúcar, a lo que se añade un licor hecho de cáscaras de naranja. A veces, la crepe se puede flambear con otro licor, como el brandy.
Suzette no nació como una crepe más, sino al servicio, o asà lo cuentan la mayorÃa de fuentes, del PrÃncipe de Gales, Eduardo VII. Estando Eduardo en Montecarlo, fue a comer a un restaurante acompañado de algunos comensales más. AllÃ, al hacer el cocinero los crepes, se le cayó el licor encima de la sarten en la que estaba la crepe y le quedó a modo de flameado. Lo probó y, al comprobar su delicioso sabor, decidió que era digno de un rey, asà que se lo sirvió al PrÃncipe. A Eduardo le encantó y le preguntó cómo se llamaba semejante manjar. "Crepes Princesse", respondió el cocinero. Pero el prÃncipe miró a la hija de uno de los comensales y decidió que mejor se llamarÃan Crepes Suzette, en honor a la niña.
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La crepe Suzette, una crepe de la realeza
Crêpe Suzette. Imagen de Wikimedia Commons. CC, Atributtion 2.0 Generic Autor: Javier Lastras
Esta leyenda, contada por todos y por nadie, es la más difundida, pero no hay acuerdo acerca de la identidad del chef. Henri Charpentier sostiene que él era aquel cocinero y, por tanto, el autor y creador de la Suzette. No está claro. Pero lo que sà lo está es que la crepe Suzette nació por el error de un cocinero y su osadÃa al darla a probar.
Asà nació la crepe Suzette, una receta de origen "real", una crepe propia de reyes.
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